La ayahuasca gana terreno en Europa y puede ayudar a transformar el mundo tal como lo conocemos .

«J. Mazarrasa subraya que «nunca vamos a ver en un periódico una noticia que diga “Persona toma ayahuasca y hace las paces con un ser querido después de veinte años de pelea”», lo cierto es que ésos son los «treinta mil árboles que crecen silenciosamente en el bosque cada día». Lo que llega a los medios, dice, son «los pocos árboles que caen y que hacen ruido».
En el contexto español, ninguna de las operaciones judiciales vinculadas a ceremonias con ayahuasca ha derivado en la confirmación de estructuras coercitivas compatibles con la definición legal de secta destructiva. La mayoría de estas actuaciones han sido archivadas, lo que pone de relieve la existencia de acusaciones infundadas más que de amenazas reales.
Marcos Quinteiro, Inspector de la Policía Nacional, autor de un exhaustivo artículo sobre la ayahuasca en España publicado en julio de 2020 en la revista Ciencia Policial, explica que, aunque existen comportamientos corregibles asociados con la administración de ayahuasca, «no se puede generalizar sobre todos los usuarios ni sobre las prácticas de la planta».
En este sentido, subraya que los casos de incompetencia deben considerarse como «casos aislados», mientras que las ceremonias legítimas se realizan «en un contexto controlado y respetuoso», lo que resalta la necesidad de diferenciar entre ambos tipos de prácticas.
Los incidentes problemáticos vinculados a la ayahuasca representan una proporción mínima en comparación con la magnitud de su uso global. Según estimaciones de Carlos Suárez, más de cuatro millones de personas en América, Europa, Australia y Nueva Zelanda han consumido ayahuasca al menos una vez en su vida.
En su informe, Carlos identificó 58 casos de muertes asociadas a la ayahuasca reportadas por los medios de comunicación entre 1994 y 2022. Sin embargo, en ninguno de estos casos las autopsias atribuyeron la causa de la muerte a una intoxicación aguda por ayahuasca.
Éstas se debieron a factores como accidentes, condiciones de salud preexistentes o la combinación con otras sustancias, y en muchos casos ocurrieron en contextos sin supervisión adecuada o sin seguir protocolos de seguridad mínimos. Estos datos sugieren que, cuando se utiliza en contextos controlados y con prácticas responsables, la ayahuasca presenta un perfil de seguridad favorable.
Existen diversas organizaciones y expertos que promueven la educación y la creación de códigos deontológicos, enfatizando la importancia de un enfoque ético y responsable . Algunos ejemplos de iniciativas en esta línea son la guía «Hacia mejores prácticas en el uso de la ayahuasca, publicada por el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya» y traducida a doce idiomas, el Centro de Apoyo El Faro de ICEERS, o AyaSafety, un curso sobre seguridad para facilitadores en contextos no nativos, priorizando la seguridad física y emocional de las personas participantes.
La tercera edición de la Conferencia Internacional de Ayahuasca tuvo lugar en Gerona, y se convirtió en el mayor evento jamás celebrado sobre ayahuasca, reuniendo a más de 1.400 personas de 46 países para explorar cómo las prácticas con esta planta impactan no sólo en individuos, sino también en comunidades y sociedades enteras.
Uno de los primeros estudios de Jordi Riba, farmacólogo del Hospital Sant Pau y colegas confirmó la ausencia de toxicidad y su carencia de potencial adictivo. Más adelante, diversos estudios han evidenciado sus potenciales beneficios en el ámbito de la salud mental. Una revisión sistemática reciente (dos Santos, R. G., et al., 2024) publicada en CNS Spectrums concluyó que la bebida puede ejercer efectos terapéuticos en la depresión mayor y en adicciones.
De hecho, la DMT —principal compuesto psicoactivo de la ayahuasca— se encuentra actualmente en ensayos clínicos de fase II para el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada y la depresión resistente.
Estamos por lo tanto ante una medicina enteógena que puede ayudarnos a transformar el mundo.»